viernes, 3 de enero de 2014

LOS CIUDADANOS PARTIDOS

Después de 3 años, aquél movimiento social que apareció espontáneamente en las calles y plazas españolas parece haber dado pruebas más que suficientes de que la política actual es incapaz de solucionar el problema social de nuestra época, que abarca desde la corrupción política hasta la manipulación económica de toda la población, pasando por asuntos de vivienda, de empleo, de educación, de sanidad, de alimentación, de tecnología, de comunicación, de energía, de seguridad y de libertad. Del mismo modo ha dado muestras de que la ciudadanía es capaz de organizarse y buscar soluciones a sus problemas al margen de las estructuras institucionales dependientes del poder establecido.
De cara a un nuevo periodo electoral, empiezan a aflorar iniciativas que tratan de aglutinar a todos esos movimientos sociales dispersos y diferentes cuyo único eje común ha sido el ser capaces de detectar un problema, buscar soluciones al mismo, y tratar de ponerlas en práctica, en muchos casos prescindiendo de cualquier ayuda institucional, que más que ayudarles ha tratado siempre de incordiarles, desmoralizarles, dividirles, asustarles, castigarles y frenarles en su empeño de ser un motor capaz de crear soluciones. Muchos de esos movimientos sociales nacidos al calor del 15M tratan ahora de buscar a los mejores representantes para jugar una nueva partida en el juego electoral, bien creando nuevas formaciones aglutinadoras, bien tratando de resucitar a partidos muertos, o bien tratando de asentar a partidos no tan muertos. y parecen haber asumido que para ganar en el terreno político hay que jugar a la política, y para jugar a la politica, hay que hacerlo como se ha hecho toda la vida. Ese es el gran error.
Para ganar en politica es cierto que habrá que jugar a la politica, pero para jugar a algo no hay que hacerlo como se ha hecho toda la vida, sino que simplemente basta con respetar las normas básicas e inamovibles del juego, pero se puede cambiar la percepción sobre dichas normas, se puede cambiar el objetivo del juego, o se pueden cuestionar algunas normas, asumiendo que podrán llamarnos pesados, o se pueden incluso desobedecer tales normas, aunque en ese caso podrán acusarnos de tramposos. Pero el juego seguirá disponible y sobre la mesa para que quien quiera pueda sumarse a la partida.
Establecida esa premisa de que a un juego se puede jugar de la manera que se elija, sobre todo a un juego electoral donde de "elegir" se trata, podemos pasar a ver cuál fue la forma de jugar antigua, y cual puede ser la nueva forma de juego.
El primer detalle es que al jugar a la politica, puede suceder que un jugador, un candidato, una agrupación de electores, o un partido politico, no tenga como objetivo "gobernarlos a todos", sino que su objetiuvo puede ser dejar que sean todos quienes se gobiernen a si mismos, estableciendo mecanismos de participacion política extremadamente eficaces, asumiendo incluso el riesgo de que los ciudadanos terminen por darse leyes que no sean del agrado de este extraño jugador, pero que este jugador, por extraño, las aceptará, entendiendo que en una democracia, quien debe gobernar es el pueblo, y no un representante, por muy extraño que éste sea.
Pues bien, a esto parece estar jugando el Partido X, ofreciendo la posibilidad de unas listas abiertas, y una forma de gobierno que ha dado en llamar Democracia y Punto, en la que trata de establecer mecanismos de participación ciudadana "a lo bestia", cosa que no agradará a los políticos habituales y, una vez implantados, puede que sus efectos no le agraden tampoco al propio Partido X.
Pero al margen del Partido X, que podrá inspirar más o menos confianza, y que podrá gustar más o menos, no falta razón al considerar que la mayoría de la gente honrada no está dispuesta a presentarse a unas elecciones, y que se presente gente de cuya honradez no tenemos pruebas, resulta cuanto menos insuficiente. Bien, pues entonces habrá que añadir un nuevo cambio en el juego electoral para solventar este problema: "La carta notarial de promesa electoral".
Dicha carta será una promesa de pago que la candidatura hará favor de la población, comprometiéndose a abonar una cantidad líquida de dinero a cada ciudadano del país en cuestión, pero solo tendrá obligación de cumplir dicha promesa si se dan dos condiciones: 1) que ella obtenga un escaño en el Congreso, y 2) que en alguna votación del congreso emita su voto en contra de su programa electoral. Con esto, y la publicidad de su programa electoral, se podrá saber qué va a votar concretamente cada candidatura, y en caso de que incumpla, se le podrán pedir responsabilidades económicas que le supongan su ruina vitalicia. Ni que decir tiene que si no paga por carecer de medios, podría entenderse que ha estafado, pero también habrá que tener en cuenta que cualquier dinero, soborno, ingreso o propiedad que tenga le será embargado hasta el pago total de su promesa. Con esta forma de jugar el candidato se obligará a si mismo a cumplir su programa, lo que puede ser un problema si tenía pensado no cumplirlo, o si prometió algo cuyo cumplimiento no estaba a su alcance, pero que le dará credibilidad a quienes se presenten a unas elecciones con este tipo de credenciales: Cartas notariales de promesas electorales.
Por último, añadir que hay otras dos cosas que también se pueden cambiar, como son la necesidad de jugar usando formas colectivas, y la necesidad de presentar avales. Se podría jugar indivualmente, de manera que si un ciudadano decidiese presentarse de manera individual, lo hiciese, y en caso de que le denegaran su derecho a salir elegido como diputado, debería recurrir y discutir la ley electoral que le priva de su derecho al sufragio pasivo, lo que viene a ser otra tarea que tiene pendiente la ciudadanía: Cuestionar la constitucionalidad de la Ley Electoral. Cierto es que si esta candidatura obtuviese 2 escaños tal vez tuviese que renunciar a uno de ellos, o tal vez podría nombrar a alguien para que lo ocupase cumpliendo su promesa y su programa, pero esta sería una cuestión que debería resolverse llegado el caso, ya que lo normal sería que esta candidatura no obtuviese ningún escaño, o que a lo sumo, obtuviese uno y lo ocupase ella. Si obtuviese más de uno, seguramente sería porque se ha presentado garantizando su programa electoral con una carta notarial de promesa electoral que ha gustado a las personas electoras, y deberían ser esas personas quienes decidiesen qué se hace con esos escaños.
En cuanto a lo de jugar sin avales, creo que no hace falta decir que los avales vulneran directamente el voto secreto, ya que se obliga a las personas que avalan a una candidatura a identificarse como votantes de una candidatura concreta, y del mismo modo que se vota en secreto, tiene que avalarse en secreto. El legislador tratará de rechazar las candidaturas con avales que pretendan avalar de forma secreta, pero del mismo modo que se recurrirá cuando no admitan una candidatura individual, se podría recurrir contra la iadmisión de unos avales prestados desde el anonimato, como manifestaciones previas de los votos secretos.
Con estas reflexiones veo acercarse el siguiente periodo electoral, y me pregunto si llegado el momento, podremos ser candidaturas ciudadanas (indivuiduales o colectivas), unos ciudadanos partidos por la mitad, o unas personas capaces de entender que todas y cada uno de ellas es dueña de todo el poder de un partido politico, independientemente de si decide jugar por separado, o decide jugar dentro de una agrupacion de electores o de una candidatura con forma de partido político. Pero si todo sale bien, lo normal sería que en las próximas elecciones saliesen elegidos candidatos dispuestos a devolverle al pueblo el derecho a la participación politica, a la toma de decidiones y a vivir en una verdader democracia, y si alguien termina realmente partido tras el golpe electoral... que sean los "partidos" políticos tradicionales.